Las propuestas utópicas a través de la escritura de un talentoso autor cubano
Mario Benedetti: Un Vínculo Inquebrantable con Cuba
Fecha: 2023 En una ocasión, el poeta y ensayista cubano Roberto Fernández Retamar reflexionaba sobre el riesgo que representaba la vida de Mario Benedetti.Recordaba la tranquilidad que sentían amigos y familiares del uruguayo al saber que se encontraba a salvo en Cuba.
“Me dicen que está con ustedes, cosa que deseo de todo corazón”, escribía Julio Cortázar a Retamar el 6 de octubre de 1975. “Mario es uno de los hombres más valiosos de nuestro continente y, por tanto, siempre en peligro”.
Cuatro meses después del triunfo revolucionario en Cuba, Fidel Castro vislumbró la necesidad de unificar el arte, la literatura y la intelectualidad latinoamericana, lo que dio origen a Casa de las Américas en abril de 1959. Este espacio se convirtió en un hogar para destacados exponentes del continente.
Por esos años, Mario Benedetti ya era un escritor consagrado, admirado por los jóvenes y mencionado en cartas de amor.
Su poesía, caracterizada por una escritura conmovedora, se erguía como un arma en defensa de su derecho a habitar y transformar la Tierra.
Benedetti creía firmemente que “la libertad es una independencia superior que se supone a las presiones del mercado, más que la prosa”.
En 1964, Haydeé Santamaría, fundadora y primera directora de Casa de las Américas, envió una carta a Benedetti invitándolo a ser jurado del Premio Literario del año siguiente, con la única limitación de premiar la obra de mayor calidad literaria.
Por “circunstancias especiales”, ese viaje no pudo concretarse.
En una segunda carta, el 23 de julio de 1965, Haydeé reiteró la invitación para el concurso de 1966, considerando al escritor como “uno de los más altos representantes de las letras uruguayas”.
El 9 de septiembre de 1965, Benedetti aceptó ser jurado, lamentando no haber podido asistir anteriormente, dando inicio así a una estrecha relación con Casa de las Américas y con Cuba.
En enero de 1966, Benedetti llegó a Cuba, donde fue jurado de novela junto a Alejo Carpentier, Manuel Rojas y Juan García Ponce.
Este viaje marcó el inicio de múltiples visitas a la isla, atraído por diversos aspectos, especialmente por su compromiso social y revolucionario.
Bajo el título “Soy un optimista vocacional”, Benedetti fue entrevistado en 1997 por un diario cubano.
En esta conversación, el autor expresó su aprecio por Cuba, señalando que la Revolución Cubana había sido una llamada de alerta para muchos uruguayos, mostrando una vía para enfrentar la presión política, económica y cultural ejercida por Estados Unidos.
Trabajar en Casa de las Américas, durante sus años de exilio, fue un privilegio, según él, debido a su eficacia y el trabajo en equipo que allí se practicaba.
Sobre su conexión con los jóvenes, Benedetti señaló que es gratificante que un escritor mayor pueda comunicarse con ellos.
Atribuyó parte de su popularidad a la musicalización de algunos de sus poemas, que han llegado a un público más amplio, incluso atrayendo a quienes inicialmente se acercaron a su obra a través de la música.
Respecto a la muerte, Benedetti reflexionó sobre la necesidad de prepararse para ella en la madurez.
Cuestionado sobre la posible mejoría del mundo, expresó su preocupación por la predominancia de una única potencia y criticó la globalización de la hipocresía y la frivolidad, a pesar de su inclinación hacia el optimismo.
Mario Benedetti, uruguayo de nacimiento, dejó una huella imborrable en Cuba, donde fue homenajeado con la orden Félix Varela de Primer Grado, y su legado literario sigue siendo fundamental en la enseñanza a nuevas generaciones.
Texto publicado originalmente en Diario La R.
Fuente: Grupo R Multimedio